lunes, 21 de junio de 2010

Fantasía de sensasiones

Como cada mañana Caty se levantó muy temprano para hacer el recorrido de todos los días, aquel camino mañanero que solía hacer desde muy pequeñita. Se puso sus zapatitos naranjas, su vestidito morado , un moño enorme de color rosa que colocó en su cabeza, y finalmente tomó su canasta verde. Cantadora y sonriente como siempre, iniciaba su día. Caminó por unos momentos sobre aquél camino blanco y brillante que la conducía a su lugar favorito, el jardín. Apenas llevaba unos cuantos pasos cuando Lucy, su mejor amiga, la saludaba desde la ventana. De pronto, una luz destellante llamó su atención, brillos resplandecientes, coloridos extraños, luces y aromas intensos provenían de un lugar cercano. Inmediatamente Caty y Lucy se asombraron ante aquella situación, e intrigadas y ansiosas corrieron sin temor para averiguar qué estaba sucediendo. Corrieron apenas unos cuantos metros, cuando cuál sería su sorpresa, al llegar al lugar, había millones de coloridos brillantes aromas agradables e intensos, además de todo, se encontraban justo en medio del jardín favorito de ambas. Rodeadas de tantas cosas y con caras de asombro, comenzaban a observar lo que ocurría a su alrededor. Del lado derecho del camino había flores de diferentes tonos azules. Las pequeñas se acercaron a ver detenidamente cada una de ellas, y al hacer esto, se dieron cuenta de que su aroma era tan familiar, por lo que inevitablemente su primer insito fue morder uno de los pétalos, que, curiosamente tenia un sabor a mora muy agradable. Más al fondo un paisaje repleto de frutas rojas llamó su atención, se dirigieron presurosas y tomando un puño de estas, soltaron tremenda carcajada al notar la suavidad y consistencia espumosa que se desvanecía al tocarlas. Del otro lado del jardín, se mostraba un pequeño laguito en tonos morados que reflejaba brillos destellantes, así que inevitablemente una vez mas corrieron hacia allá, pero al intentar tocar el agua, se percataron de que no era precisamente agua, sino una enorme gelatina jugosa, que al probarla pintaba sus lenguas de amarillo. Rodeando el lago, los árboles de color naranja eran inevitables, pues su aroma cítrico era tan atrayente que logró que Caty y Lucy subieran a uno de ellos para apreciar la suavidad similar a un bombón dulce. Las pequeñas pasaron riendo, jugando y experimentando un sin fin de sensaciones, sin embargo, Caty, durante su travesía, no dejó de recolectar en su canasta verde un poquito de todo aquello que vivió. Y así, de pronto, sin darse cuenta, su vestidos estaban llenos de coloridas gamas y un sin fin de manchitas de colores, pero lo mas gracioso no era eso, sino que al voltear nuevamente a su alrededor, su mayor asombro del día fue que……………………………………

mAriAnNa

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