lunes, 21 de junio de 2010

Tener como amigo a un OSO

Hola, mi nombre es Carlos, como todo pequeñito de 6 años voy a la escuela, juego, me divierto y también a veces hago travesuras, pero lo que mejor se hacer es jugar futbol y comer avellanas, pues me fascinan. Apenas estoy en primer grado de primaria, pero ya conozco algunas letras, también se sumar cantidades pequeñitas, pero lo importante es que me encanta aprender. Vivo con mi papá, mi mamá y 5 hermanos. Vivimos en una casa grande y alta, algo alejados de la ciudad, pues estamos un poco adentrados en el bosque, la verdad es que a mi me encanta donde vivo, pues además de tener un jardín tan grande para jugar, y una hermosa vista, hay un lago cerca de casa, donde voy con mi hermana a jugar los domingos, ahí pasamos varias horas. Cuando llega la tarde, mis papás y mis hermanos nos alcanzan, y juntos nos vamos a comer cerca de uno de mis lugares favoritos: la cascada, ahí fue donde conocí al grandulón…… mmmm bueno, no es que se llame así, sólo que así le digo yo. Aun recuerdo bien ese día, yo estaba triste porque había perdido mi equipo, salí a caminar y caminar, era una tarde fría y comenzaba a llover, pero es que estaba tan triste, que no tenia ganas de llegar a casa, caminé por mucho tiempo, hasta que llegué a la cascada, ahí me senté solito y comencé a llorar, de pronto un ruido extraño y muy agudo me sorprendió. Al ver que nadie estaba a mi alrededor empecé a sentir un poco de miedo, no es que sea miedoso, pero es que ya era casi de noche y yo estaba solito, la lluvia aumentaba, por lo que decidí emprender mi camino a casa. Con un poco de miedo, mmmm pero solo poquito eh, corrí y corrí tan de prisa que resbalé por una zanja y caí a no se donde, pero me lastime mucho una de mis piernitas. Ya no podía caminar y ahora si sentí mucho miedo, pues no sabia donde estaba y no podía caminar para pedir ayuda, ni mucho menos regresar a casa. El ruido estruendo era cada vez mas agudo y se escuchaba mas cerca, mas y mas miedo llegué a sentir, derepente el silencio, y después, balazos. Seguro un cazador; mi papá nos ha contado muchas historias horribles de cazadores, así que segurito era uno de ellos, y ahora si moría de miedo, pero solo esa ves eh. Calladito y temblando me escondí detrás de unas ramas, esperé un rato y cuando creí que todo se había clamado decidí salir para buscar ayuda, sin saber lo que a continuación pasaría. Con pasos de tortuga y muy alerta ante la situación fui sorprendido por un enorme y gigantesco oso, con garras de mounstro que me miraba con ojos de terror, al girar la mirada hacia el lado contrario, no podía creer lo que mis pequeñitos ojos estaban observando: un cazador con un arma triple y balas de acero cargadas de super explosivos, apuntaba a la cabecita del apenas cachorro de oso…. mmm esta bien, era solo un rifle, pero bueno, arma al fin no?... no supe que hacer por un momento, pero mi cabecita pensaba que debía ayudar al pobre e inocente osito. Con mucho cuidado trepé a uno de los árboles mas altos, arranqué un par de mis deliciosas y favoritas avellanas y las lance con tal fuerza que golpeé la cabeza del cazador, que ni cosquillas le hizo, pero al menos volteo a verme. Ahí si morí del miedo, y caí desde tan alto del árbol, que lo único que me ayudó fue que mi colita enorme de ardilla, se enroscó en una de las ramas, por lo que me detuvo a no golpearme, pero de lo demás no me acuerdo, sólo se que aparecí en mi camita con un puño de avellanas a mi alrededor y afuera de mi casa mi amigo el grandulón esperando por mi para salir a jugar. Desde aquel día, el cuenta siempre una versión diferente de cómo terminó todo, pero yo solo sé que desde entonces mi amigo y yo somos como hermanos, claro, con la diferencia de tamaños, pues él sigue creciendo y yo, apenas alcanzo el metro, o bueno mas bien los 15 cm………

mArIaNnA

No hay comentarios:

Publicar un comentario